Micro índice:
105. MANTENER LAS DISTANCIAS
El empresario debe tener el carácter adecuado para guiar su personalidad y conservar un aire de «gran empresario». Lo mejor es un comportamiento absolutamente sencillo y franco y una amabilidad en las formas que mantenga a los demás a cierta distancia. No puede ser esnob; una gran seguridad en sí mismo se lo impide. Debe practicar el arte social a la perfección y hacerse respetar, induciendo a todos a tratarle con deferencia. Para ello, tiene también que penetrar en los demás, provocando el efecto del agudo estilete pero con observaciones de buen tono.
Es mejor ejercer de abogado del diablo que no abogar con el diablo.
106. ECONOMIZAR ESFUERZOS
El hombre rico y poderoso es un viejo astuto que sabe que sólo le invitan con la finalidad de servirse de él. En estas invitaciones deja que le formulen preguntas y suele contestar sin malgastar sentimientos, en la medida de lo posible.
107. TENER «MADERA»
El empresario tiene que estar seguro de que puede decir: puedo ser un buen o mal profesional pero soy empresario; y eso es lo mío. No tengo la menor duda al respecto.
108. CODO CONTRA CODO
Los empresarios sin escrúpulos, pero millonarios, ejercen cierta fascinación entre muchos jóvenes que comienzan a dar los primeros pasitos en el mundo empresarial. Estos creen que, a su manera, han conquistado el mundo que es lo que ellos pretenden, aunque los métodos empleados sean despreciables. Los justifican pensando que su modo de avanzar y llegar colándose y abriéndose paso a codazos, por la puerta trasera, no es la peor manera de llegar a la altura, ya que miden la carrera empresarial por el criterio del éxito a cualquier precio. Además, son seguidos por muchos otros ansiosos de éxito, por lo que creen que el primero que llegue es el perro más perro de todos los perros. En consecuencia, piensan que estos empresarios sin escrúpulos, pero con éxito pueden ir con el rabo muy alto.
Mayor ingenio sin pan por medio.
109. EL ESPEJO DE LA VANIDAD
Hay empresarios que creen contar con un buen número de amigos pero que, en verdad, son sólo conocidos que invitan a menudo a sus fincas y yates. La realidad es que invitan a personas que pueden contribuir a ensalzar sus grandes negocios y esta gente se siente halagada cuando la invitan y en consecuencia, ensalzan. Estos empresarios tienen un oído tan exquisitamente sensible que no pueden escuchar más que aquello que les complace y adula. No es más que una forma de vanidad reflejada en el espejo.
110. CUESTIÓN DE RAZA
El empresario tiene que conocer, lo antes posible, las diferencias que median entre el éxito de la popularidad y el éxito en el trabajo. En el primero suelen estar los presumidos que luchan a dentelladas entre sí para conseguir los favores. Personas que buscan sólo las diversiones, el placer, los halagos, las adulaciones y las caricias. En el segundo, suele estar una raza más salvaje, con más empuje, más pura, menos dada a los alardes y exhibiciones. Están los hombres de negocios que ganan dinero trabajando duro, personas eficaces que tienen conciencia de la realidad externa.