Micro índice:
897. HASTA NUNCA
Al directivo codicioso sólo le mueve el interés egoísta. Piensa que cumple con su deber pero engendra el mal en su equipo y esa falta de solidaridad le excluye de la Empresa. No tiene sitio en un mundo de progreso.
898. PRESENTE DEL SUBJUNTIVO
Los directivos deben diseñar y poner en práctica la Organización del mañana con las personas de ho y.
899. EL MOTOR
El directivo tiene que ser el motor del cambio y para ello tiene que implicar a sus empleados como un engranaje de la misma maquinaria.
Un buen directivo debe valer más de lo que a la Empresa le cuesta.
900. EL CAZADOR
Un directivo debe tener orejas grandes, boca pequeña, ojos muy abiertos y ser un «caza-mejoras».
901. DE TAL PALO TAL ASTILLA
Algunas veces te encuentras en las grandes Compañías que áreas de mucha responsabilidad están dirigidas por personas mediocres que ocupan puestos directivos. Te preguntas cómo es posible que lleguen a ocuparlos. Está claro que el que los admitió o seleccionó era otro mediocre.
Es esencial aprender a negociar, incluso, la razón.
902. PANTALONES BAJADOS
A veces, un empresario agobiado por el trabajo y otras circunstancias del día a día, se doblega a los «chantajes» de un directivo. Entonces, se establecerá entre ambos una guerra emocional y profesional. El directivo se «saltará» todas las veces que pueda las reglas cotidianas que le fueron impuestas cuando formalizó su contrato de trabajo e intentará establecer una soberanía indiscutible sobre su jefe, para dejar claro sus pretensiones ante los otros empleados de «sustituirle», de «eliminar al jefe», de demostrar «quién manda de veras». Hay que tener en cuenta que los «mandamientos» que impone un empresario a sus empleados son los límites que él considera necesarios para el desarrollo de su Compañía y, en cierto modo, una forma de establecer su «soberanía». El ambiente «libre de mandamientos» anima a la falta de límites y, si el empresario lo permite, probablemente pierda en ocasiones la claridad de criterio mezclando argumentos de gestión, de exigencia máxima de calidad y de rigor, con otros personales que nada tienen que v er con los objetivos y el progreso de su Empresa. En definitiva, si se somete a este «chantaje», probablemente justifique su frustración con un comportamiento lleno de incongruencias y contradicciones, aunque nade en la abundancia. Y, lo peor es que no podrá quejarse a su directivo porque sentirá que ha perdido el control sobre él.
Anticiparse a una situación es robarle al tiempo el balón de la decisión.
903. LA ELASTICIDAD DEL RIGOR
Las decisiones de un directivo cuando son excesivamente rígidas pueden llegar a ser artificiales. No deben imponerse a los datos sino surgir de ellos.